Esta foto fue tomada en la Convención de Marcelo Levín en agosto del año pasado. Allí estoy con Miguel Benitez a mi derecha y con Michi Ciaburri a mi izquierda. Miren su sonrisa ¿Acaso no transmite a la legua simpatía, carisma y espontaneidad? De todas las clases que tomé de Step, ninguna dejó en mi un efecto tan duradero, una sensación tan placentera, una alegría tan perdurable y una emoción tan marcada como las clases de Michi.
Existen todo tipo de clases. Las hay muy metodológicas, muy didácticas, ingeniosas, ordenadas, estratégicas, las que incluyen pasos novedosos, las super creativas, las que te hacen dar mil vueltas y te permiten aprender. También están las imposibles, las desorganizadas, las “mamarrachos” o las que pretenden hacer todo y al final no logran nada.
Cómo definir y titular a una clase de Michi me pregunto yo. ¿Qué es eso que tienen que las hace tan especiales? Para mí las clases de Michi entran en la categoría de “mágicas”. Otra explicación no le encuentro. Las clases de Michi son un mimo para el alma.
Como ya se habrán enterado si leyeron mis anteriores posteos, yo no soy de Capital Federal. Llegué aquí hace tan solo un año y medio y nunca había escuchado hablar de Michi en mi vida. Esto se debe a que la movida de la gimnasia en el interior del país es muy distinta y distante de lo que ocurre aquí. Sin embargo, apenas desembarqué en estas tierras y me introduje en el mundo del fitness, el nombre de Michi circulaba por doquier.
La primera vez que tomé clases con Michi fue en la Convención de Andrián Andreani del 2006 y me quedé perpleja. En primer lugar no podía creer que una persona convocara a cientos de jóvenes un domingo a las 10 de la mañana solo para hacer una clase de step.
Ahí me di cuenta que no se trataba de cualquier clase. ERA LA CLASE DE STEP. ERA MICHI. Y apenas sonó la música y comenzó el movimiento, uno empezaba a sentir que ya no se encontraba más en un club o un gimnasio, sino que el ambiente era de celebración, algarabía, alegría. Era un verdadera fiesta.
Yo no sé cómo, pero Michi tiene la capacidad de hacer de una mera convención una inolvidable fiesta, de una simple clase un gran show, de una escueta tarima de club un escenario mágico, de una coreografía de step un magnífico ballet y de una música cuadrada, una vibrante “Bomba Latina”. Michi produce todos eso y más.
Después tuve la oportunidad de tenerlo como profesor en el ERA cuando inicié el Instructorado de Aeróbica. La aeróbica no me entusiasma tanto como el Step por lo que podía permitirme faltar los días lunes, pero los miércoles con Michi no me los perdía jamás. Si bien abandoné al poco tiempo por motivos extra fitness, en cada evento que se presentaba trataba de estar presente.
En este texto quería plasmar lo que de alguna manera Michi significa para mí. Tengo sus CDs en mi Pc y en mi mp3 player. Y aunque no lo crean cada vez que me siento triste o sin ganas o con pereza enchufo los parlantes y el ritmo y las buenas sensaciones que me evocan me impulsan a seguir y me vuelvo a energizar.
En alguna oportunidad le escribí agradeciéndole por tanta alegría. Hoy lo hago de vuelta. ¡Gracias Michi! ¡Gracias por tanta alegría!¡Y mucha fuerza!