lunes, 18 de agosto de 2008

Una Clase de Step para "afilar el hacha"


Cuenta la leyenda que, una vez, un grupo de leñadores se reunió para determinar quién era el mejor de la aldea. Para ello, organizaron una competencia en la que ganaría quien más árboles derribara en una jornada. Había dos leñadores, uno joven, corpulento y enérgico y otro anciano cuyo andar develaba el cansancio que arrastraba por el paso de sus años.

La competencia comenzó. El joven leñador daba golpes con su hacha a todo árbol que se cruzaba en su camino. No paró un instante. Por el otro lado, el anciano se sentaba y descansaba cada vez que derribaba uno.

A este paso ganaré por goleada pensó en su interior el joven leñador sintiendo un poco de pena por aquel que necesita descaso entre árbol y árbol. Sin embargo, al terminar la jornada y realizar el conteo, el anciano fue el triunfador.

¿Cómo puede ser esto posible? ¿Cómo puede ser posible si cada vez que yo lo observaba, usted estaba descansando y no talando? Inquirió el joven al anciano. Éste sabiamente le respondió “cada vez que tu pensabas que yo descansaba, solo estaba afilando mi hacha”.

El anciano miro al joven y le pregunto ¿Cuándo fue que tú afilaste tu hacha por última vez? ¿Afilar? No tuve tiempo de afilar, respondió el muchacho. “Estuve muy ocupado cortando árboles” y en ese mismo instante el joven comprendió.
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Sucede muchas veces que por estar concentrados en cortar la mayor cantidad de árboles, nos olvidamos de "afilar el hacha".

Hay momentos en la vida en que uno debe detenerse, debe realizar una pausa, debe sentarse un momento para pensar, para reflexionar, para ajustar los tornillos de la mesa sobre los que uno esta apoyado para no caerse. Marcelo Levin lo hizo e invitó a todos los presentes a sentarse a conversar con él sobre el futuro del Step.

Cuando todos estábamos esperando una clase para saltar y girar de distintas maneras sobre la plataforma, Marcelo nos invitó esta vez a tener una clase diferente. No saltando ni girando sobre el Step, sino reflexionando sobre él. No cortando más árboles, sino afilando el hacha.

¿Por qué? Porque hay que darle al Step un nuevo empuje, un nuevo aliento, una “resucitación cardiopulmonar”. Somos muchos los que apostamos a que el Step no muera. Somos muchos los que queremos que el Step no desaparezca de los gimnasios. No por nada, “STEP VIVO” es el nombre de este Blog.

La última Encuesta Nacional de Gimnasios (ENIG 2007) reveló que el Step se encuentra entre las clases menos concurridas actualmente. Coreografías súper avanzadas, pasos complicados difíciles de ejecutar, falta de metodología en la enseñanza, poca claridad en las transiciones, entre otros factores, son algunas de las causan que alejan al alumno de la practica del Step.

Si seguimos haciendo lo mismo, ¿cómo podemos esperar obtener resultados diferentes? Si seguimos llevando a las clases pasos super complejos y rebuscados sin ningún patrón metodológico ni transiciones claras, ¿cómo podemos esperar captar y retener más alumnos para el Step?

Ante esta realidad, uno de los pilares para promover el cambio es escuchar los consejos de los que saben. En este sentido, Marcelo Levín nos dijo: “no habrá futuro para el Step si los profes no vuelven a la metodología”

Metodología. En el Step no solo es importante el producto final que se alcanza, sino el camino que se recorre para llegar a él. No es solo el Qué, sino también el Cómo. No obstante, hoy por hoy, si deseamos captar nuevos alumnos para el Step, ese Cómo debe situarse ligeramente por encima del Qué.

En el mundo del Fitness, el “Cómo” comienza con M y termina con A. Metodología. Y para ser metodológico hay dos herramientas esenciales: la Práctica y la Capacitación.
Concurrir a las convenciones es una forma de practicar y capacitarse. Sin embargo, sucede muchas veces que por estar concentrados en aprender el QUÉ (incorporando la mayor cantidad de pasos nuevos, observando productos finales complejos y extrayendo la mayor cantidad de información posible de cada presentador); nos olvidamos de “sentarnos” a preguntarnos el “CÓMO”, el “POR QUÉ”, el “PARA QUÉ y el “PARA QUIÉN”.

El "arte de afilar el hacha" es el secreto que muchos han olvidado. Gracias Marcelo, por hacérnoslos recordar.

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